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Me parece que Forspoken es un ejemplo de lo que pasa cuando se deja que la ideología política interfiera en la creatividad. El juego parecía prometedor, pero se convirtió en un desastre cuando la gente de la compañía se obsesionó con la idea de que necesitaba ser "políticamente correcto". El resultado fue un juego lleno de mensajes confusos y personajes que no eran interesantes ni memorables. No me sorprende que haya fracasado miserablemente.